Ernesto” es un niño de siete años. Se muestra retraído y apático ante las clases que recibe a distancia en su hogar, ubicado en el sector de Honduras.
Su madre impotente contacta a Carlos González, director de la Unidad de Psicología del Centro Educativo General Antonio Duvergé, escuela donde estudia su vástago.
Después de hacer las evaluaciones de rigor el psicologo evalúa al menor y éste le revela que fue golpeado con una correa por su padre. Determina que el padre impaciente actuó con violencia porque no sabía cómo enfrentar el tímido rendimiento académico de su hijo.